Capítulo 3: se me pega
- marina puri navarro
- 29 mar 2020
- 2 Min. de lectura
La forma de hablar. El acento, la risa, la entonación, el tono, las pausas, los gayos… En noviembre ya era capaz de distinguir la voz de todos y cada uno de los miembros de la famiglia. Era algo natural.
Pero había uno, uno especial. Este acento alarga las preguntas, las prolonga. Sabes que se trata de una pregunta, porque el interrogante lo meten en la primera sílaba de la primera palabra. Es un don.
Me acuerdo la primera vez que lo escuché. Estábamos en el aeropuerto, acabábamos de aterrizar y nos dirigíamos hacia el punto de encuentro. No nos costó mucho encontrarlo ya que estaba señalizado con una banderita, digo banderita porque era del mismo tamaño que las que te ponen en las albóndigas del Ikea.
Al lado de las mini-banderas, y, tras saludar a lo que parecía “la jefa”, nos situamos los zaragozanos. Tras dividirnos en dos grupos, nos montamos en el autobús. No me desperté hasta que llegamos al campus. MENUDO CAMPUS. Me costó bastante bajar. Soy de las que comprueban 20 veces que no se ha dejado nada, y aun sabiendo que lleva todo, vuelve una 21 para asegurar.
No veo de lejos, pero en cuanto entre en la cafetería supe quién era mi grupo. Todo el mundo había aprovechado para presentarse. Todo el mundo menos ellos, por supuesto. Mis imperdibles se encontraban perfectamente colocados y con una bandeja esperando a que nos dieran nuestras primeras albondiguillas suecas. Tras dejar todos mis bultos en la primera mesa que vi, fui en su búsqueda.
Nos encontrábamos engullendo nuestras sabrosas albondiguillas cuando, ahí estaba, la pregunta interminable. ¿¿¿¿¿¿Pu?????edo????????? ¿¿¿¿¿¿¿¿¿sentar?????me? -he exagerado los interrogantes, porque quiero que seáis conscientes de lo que suponen las preguntas interminables-. Un chico con lo que parecía una tabla de Snow nos miraba. “Claro, siéntate”.
Y sí, no pude evitarlo. “Tú eres de Navarra ¿no?” “Sí, ¿por qué?” “Porque preguntas de forma interminable”. Pasaron muchos días hasta que volvimos a ver a ese chico de Pamplona. Sin embargo, y para cuando lo volví a ver, ya era uno más.
Se te ha pegado. Creo que fue una de las frases que más repetí durante el Erasmus. Mis imperdibles del norte nos habían calado. Ya nadie se atrevía a realizar preguntas de largura normo típica. Ahora se llevaban las preguntas infinitas.
Hace cosa de dos días mi imperdible original y yo tuvimos una conversación sobre cosas banales, nada importante. Me contaba lo que había hecho durante el día y me preguntaba sobre el mío. Y ahí lo entendí. Es como cuando aprendes a firmar. Al principio tienes que fijarte muy bien en el trazo, recordarlo, e intentar imitarlo cada vez que tienes que volverlo a hacer. Una vez has renovado el DNI dos veces, la firma te sale sola. Mi imperdible había asimilado ese acento. Formaba parte de ella igual que las personas que lo hablaban.
“Se te ha pegado” le dije. Se le ha fundido, pensé

Me ha encantado, muy cercano, es como estar ahí con vosotras. XOXOXO