Capítulo 5: cartas
- marina puri navarro
- 15 abr 2020
- 2 Min. de lectura
Un sobre. Media hoja de papel. Un boli. Lápiz. Goma.
“Que vacío se ve un folio en blanco”, eso pensé cuando me disponía a prepararme el café de las 15:00. Tenía que escribir cartas. Cartas a todas esas personas tan importantes para mí. Vale. Sorbo de café. Palabras, solo me salían palabras. Repetitivas, iguales, vacías, inconexas. Tachones, folios rotos, más café, más manzanas. Ninguna carta.
El día que nos las dimos, prometimos no leerlas. Reservarnos el privilegio. Regalarnos tiempo, recuerdos. No aguante. Admito que no pude. Fui directa a mi bolsa la cual formaba, junto a las demás, una fila perfecta. Escogí una. Cogí una al azar. En cuanto leí las dos primeras palabras, supe quien me la escribía. Tuve la oportunidad de parar. De parar y guardarla. Por supuesto, no lo hice. La leí. La leí hasta el final. Dos veces. La segunda incluso me permití mirar al escritor.
Doble la carta de nuevo. Y fui directa. Cuando estuve enfrente solté: “la he leído, he leído tu carta”. No hubo respuesta. Pero si las miradas matasen…. Ahora mismo 100 kilos de tierra me cubrirían (estoy segura). Me arrepentí. En ese precioso momento, me arrepentí. Joder Marina, otra vez.
Envalentonada con un par de copas de mi gato negro, ni conformo ni desmiento que fuera alguna más, dije: “te la leo, te leo mi carta”. Y así fue. Sin poder mirarle (ni un poco), leí esa carta que tanto me había costado escribir.
No sé si alguna vez habéis escrito una carta, bueno, leerla es mucho peor. Cuando terminé, miré a la persona que tenía delante. Y sin que él dijera nada, lo supe. Había dicho todo lo que tenía que decir.
Me quede con ganas. Ganas de haberles leído a cada uno su carta. Ganas de que hubieran visto mi cara cuando hablo de ellos. Ganas de que vieran mi sonrisa. Oyeran mi voz, rasgada y temblorosa. Mis ojos parpadeando rápido, intentando, en vano, evitar las lágrimas. Ganas de que me vieran a mí. Eternamente agradecida.
Ojalá leyésemos más sentimientos, ojalá fuésemos capaces.

Qué bonitos e intensos son los recuerdos cuando todavía se tiene la capacidad de sentir así, ojalá no la pierdas nunca....
Bonita foto by the way...
Ahí va una mía :P